sábado, 23 de febrero de 2019

Capítulo 43º.



 Estoy preparado; el Carnicero mantiene celosamente a su rehén, no parece nervioso sino más bien lo contrario, lo que no me gusta un pelo; me apremia para hacer el cambio. A pesar de ello, me acerco lentamente pero decidido. krant sonríe con suficiencia. Cuando estoy a su altura me conmina a darle la espalda. Se parapeta entre la chica y yo, y con un rápido y preciso movimiento cambia de rehén. Ahora estoy en sus manos y con una punzante amenaza sobre mi cuello.
 Hiciste mal al insultar a mi madre. Dice mientras pasea sugerente su cuchillo por mi garganta. Puedo percibir la proximidad de la muerte por culpa de la persistente presión del arma.
 Y ahora camina, despacio y sin intentar nada.
 Comenzamos a bajar las escalinatas del Palacio; los de la seguridad exterior han desalojado el camino hacia el helipuerto, en donde no han parado de llegar aparatos durante toda la mañana. Voy ensayando  mentalmente los movimientos que debo hacer para deshacerme del maldito L. K. sin riesgos para mi yugular.
 Supongo que ya estaremos bajo la mira de Jonatan; las órdenes que le dí esta mañana me erizan la piel, sobre todo al recordar el explosivo que Krant lleva distribuido por todo su cuerpo.
 ¿Sabe poli?. Cuando esté en casa voy a aprender a tocar el piano.
 ¿Qué música tocarás?. ¿Vestido para matar o Camino al cadalso?.
 Muy cachondo, je, je. Creo que tocaré más bien la primera. Pero ahora escúcheme capullo. Se irrita, y eso me conviene, las cosas pueden dar un giro repentino en cualquier momento en que surja indecisión. Espero por su bien y por el mio, que ninguno de los suyos intente abatirme o iremos a reunirnos con el resto de pringados. Se acopla el sombrero que tiende a moverse por la carga que oculta.

 ¡Eh Tony!. ¿puedes ver lo que ocurre ahí dentro?.
 Claro y nítido, Rider.
 Pues cuenta, maldita sea.
 Tiene un rehén, y creo que hay un policía herido.
 Aprovecha y dispara tío, yo aún no tengo visión.
 Ok, ya he tirado dos carretes.
 Muy bien, avísame cuando salga, mientras seguiré fotografiando la movida de afuera.
 Los reporteros del Gran Noticiero llevan más de tres horas en las azoteas cercanas al Congreso.
 Rider, ahí salen.
 Anda la leche... El rehén es el comisario Martín.
 Esto es un Pulitzer de fotografía de prensa.

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