Cuando salgo del Ayuntamiento me encuentro bien, ver y hablar con Joan me ha confortado. Pero el desaliento y la pesadumbre vuelven a ánimo cuando llego a las escalinatas de la Jefatura. Sin proponerme un camino en concreto, mis pasos me llevan a una cita que ya había pospuesto demasiado tiempo. El cuarto de los muchacho de asaltos.
Dos filas de taquillas, metálicas, grises, idénticas; con un solo matiz de diferencia, los nombres, cada uno una vida arrancada, Jhon F. Leonard, Fernando Harrison, Peter Crawford, … Nombres sacrificados a una idea asesina; esperanzas brutalmente segadas con una cruel espadaña. Muchos se frotaran sus manos anegadas de sangre; otros clamarán al cielo con una pregunta sin respuesta; todos sabremos que hemos perdido una nueva oportunidad de humanizarnos.
Noto la presencia de alguien, me vuelvo, es Delgado; nuestras miradas se cruzan; hace un gesto elocuente con las manos y me dice.
¿No se estará culpando, jefe?.
No... Claro que no. Debe de parecer poco convincente.
Escúcheme esto, usted no es responsable de la matanza, solo el loco de Kolleman, y por supuesto el malnacido de Krant. Me dice con furia, y cogiéndome fuertemente por el antebrazo, prosigue. Usted solo hizo lo que debía, y sepa que tiene todo el apoyo de los muchachos.
Ojalá lo tuviera tan claro como tú. Le respondo intentando situar un amago de sonrisa en mi triste faz.
Bueno si no lo tiene tan claro, por lo menos inténtelo. ¿Ok?.
Acepto el apoyo de Luis y juntos abandonamos el cuarto, no sin antes dar un vistazo de nuevo. Me persigno, Luis lo hace también, salimos.
Nada más atravesar el dintel de la puerta, nos tropezamos con un oficial uniformado con el traje de asaltos.
Capitán Carl Ziessman, he sido asignado junto a dieciséis hombres, cuyos nombres e historial se se especifican en este informe documentado que ahora le entrego. Dice de carrerilla y perfectamente cuadrado, militarmente hablando, haciéndome entrega del citado informe.
Pienso que han sido rápidos en reemplazar a los caídos, cuyos cuerpos aún deben estar calientes.
Este tipo parece un calco de Kolleman. Luis que parece haber captado mis pensamientos se rasca significativamente la cabeza.
Esta bien, capitán... Ziessman, instale a sus hombres en este cuarto. Hay un policía del anterior equipo... Ya eran pasado, y eso me molestó, el oírme nombrar a los muchachos como equipo anterior. … Jonatan que está bajo mi supervisión.
Lo sé comisario. Me interrumpe.
Bueno, bueno, está bien. Déjeme acabar, se lo digo porque sigue manteniendo su taquilla; reparta el resto entre su gente. Cuando acabe preséntese en mi despacho.
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