Veinte horas del jueves. Comisaría del Distrito Este.
Como en muchas comisarías de todo el mundo civilizado, a estas horas el número de llamadas telefónicas crece de forma vertiginosa. Chicos que no han regresado a casa, vecinos que tienen sus televisores o aparatos de música a todo volumen, y como no, borrachos que molestan. Denuncias que se resuelven unas con la espera, otras con una llamada desde comisaría, y las menos con la visita de una patrulla policial.
Buenas noches. Comisaría del Distrito Este, el oficial Morrison al habla, dígame le escucho.
Buenas noches, escuche agente, me llamo Karl Patriksen, le llamo porque estoy preocupado por mi esposa... Aún no ha regresado de la casa donde trabaja de asistenta y cocinera.
¿Cuanto tiempo hace que falta?.
Pues, hace una hora que debiera estar en casa.
Mire... Señor Patriksen, nosotros de momento no vamos ha hacer nada, es muy poco tiempo para alarmarse, espere tranquilo, posiblemente le haya surgido algún inconveniente.
Oiga oficial... Espere, usted creo que no lo ha entendido, escúcheme por favor, me explicaré mejor. Yo soy minusválido, lo soy debido a un accidente. Morison se disculpa, Karl continúa. Ella es muy puntual, y si ve que va a retrasarse, no duda en llamar, nunca ha pasado ésto.
Entiendo... Eso lo cambia todo, deme su dirección y la del trabajo de su esposa.
No sabe bien lo agradecido que le estoy; anote por favor... Ella trabaja en un chalet de la Avenida de los Álamos nº 215.
Avenida de los Álamos dos quince... Lo tengo... Esto... ¿Intentó ponerse en contacto con ella por teléfono?.
Si, si claro, por supuesto... El caso es que allí nadie coge el teléfono; es muy extraño, a estas horas los Simpson, que son los dueños de la casa, siempre están en casa, ellos no salen nunca de casa por la noche. Hagan algo por favor se lo pido.
Está bien señor... Karl, mandaré un coche patrulla; ahora espere y no se preocupe, le tendremos informado. ¿Puede darme su teléfono?.
¡Oh!. Si, perdone; anote... 633624556.
Bien, lo tengo, le avisaremos en cuanto sepamos algo. Si llegara su señora antes de nuestra llamada, deberá avisarnos.
Karl no dejaría de estar preocupado, aquello no le daba buen olor. Desde su accidente todo parecía complicarse mucho más; en otro tiempo no se hubiera intranquilizado tanto por la tardanza de Alejandra, pero desde aquél día, cualquier problema le sensibilizaba más de lo normal.
Cuando colgó el auricular, Morison sonrió y se dijo a sí mismo pero en voz alta. Como si lo viera, la señora tiene un amigo; claro que la muy jodida podría tener atendido al paralítico. En fin mandaré a los chicos del 26 para que hagan algo de provecho.
Adelante 26, aquí Oscar 0.
Adelante, aquí 26. La voz de Jhon Crawford suena con desgana.
Muchachos, os habla el oficial Morrison. Tengo una misión urgente para vosotros.
¿Sabe la hora que es sargento?.
Estoy ansioso por pillaros una vez fuera del plató, así que probar a no cumplir con vuestra obligación. Además me la repantiga si tenéis que acabar una o dos hora más tarde... Os va a venir de perlas echar unas pocas horas extras.
Tranquilo Morrison, no se pierda. Alguien interfiere la conversación.
Mantenerse al margen los ajenos a esta transmisión. Interviene el sargento Morrison.
Bueno sargento, nos va a dar la dirección y el motivo, ¿o qué?.
Avenida de los Álamos. Busquen a Alejandra Patrikssen, es la chacha en ese domicilio. Cuando sepáis algo avisar, su marido está preocupado por su tardanza.
Oiga sargento, ¿y por qué no va él con sus pelotas y lo averigua?.
por que a lo peor se rompe los cuernos. Otra voz interfiere.
Vasta ya, respeten las comunicaciones. 26 cumpla lo ordenado, y sepa, y esto va también para los escuchas, que ese hombre está paralítico. El silencio se hace en la radio. Juan aprovecha para indicar a su compañero que...
Habrá que darse una vuelta antes de que la jodamos más.
O antes de que nos joda ese jodido negro, y valga la redundancia. Remata Jhon.
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